¿Por qué existen los adictos?
Las
adicciones son una de las partes más importantes de la Psiquiatría;
y cada día que pasa esta importancia va en aumento. En el mundo
empresarial, el diseño está orientado a crear adicción en el
usuario. Una epidemia de opioides asola EE.UU. y en el resto del
mundo las adicciones reciben poco o ningún tratamiento. En muchos
casos incluso se juzga a los adictos como personas faltas de voluntad
o débiles.
Vamos a analizar el fenómeno de las
adicciones desde varios puntos de vista; en algunos casos me basaré
en la ciencia actual, y en otros emplearé ideas que he leído o
escuchado.
Un primer punto de interés es qué es
y cómo se crea una adicción. Para mí, una adicción es un hábito
claramente nocivo y que el usuario no tiene la capacidad de eliminar
de su vida.
En la actualidad podemos identificar
todo tipo de adicciones además de las clásicas drogas; a las redes
sociales, al azúcar, al sexo, al juego, e incluso al trabajo o al
deporte. Cada tipo de adicción trae su cruz particular con
consecuencias muy diversas.
Fijaós en una palabra de la definición
del párrafo anterior: hábito. Una adicción no deja de ser
un hábito llevado al extremo. Y la forma de convertirnos en adictos
es exactamente la misma de crear un hábito. Por eso vamos a ver los
pasos de un hábito, y lo haremos con un ejemplo:
Pablo llega a su casa después del
trabajo y su mujer Rosa le empieza a hablar de lo mal que está la
economía familiar. Pablo siente entonces una necesidad imperiosa de
entrar en facebook y hablar con otros amig@s. Después de 3 horas en
facebook, se siente tranquilo y se mete en la cama, donde Rosa está
durmiendo. Pablo se siente culpable por haber utilizado facebook
tanto tiempo.
1.- El estímulo: es lo que nos motiva
a empezar la acción que forma el hábito. Pueden ser externos o
internos; en el ejemplo de Pablo podrían ser llegar a casa, o hablar
con su mujer, o hablar de la economía familiar, o salir del trabajo.
2.- La rutina: la acción que
realizamos como respuesta al estímulo. Para los alcóholicos beber
alcohol, para los adictos a facebook entrar a facebook. No siempre
tiene por qué ser una acción, también puede ser un sentimiento o
un pensamiento. Para Pablo la rutina es entrar en facebook.
3.- La recompensa: si siempre
realizamos una acción es porque estamos esperando un resultado. Ese
resultado es la recompensa. Si jugamos a las tragaperras, pues
buscamos que nos caiga el bote. Si empleamos heroína, una sensación
placentera. En muchos casos las recompensas no ocurren siempre, hay
que repetir la rutina hasta que la recompensa se repite. Esta
incertidumbre hace la adicción aún más fuerte al exaltar emociones
mucho más fuertes. En el caso de las drogas, aunque el efecto se
repite cada vez que nos intoxicamos, no lo hace siempre con la misma
potencia porque el cuerpo ha desarrollado una tolerancia. Por eso
tenemos que aumentar la dosis que tomamos y se crea una espiral
negativa en la adicción; o lo que es lo mismo una dependencia. Para
Pablo la recompensa es evitar una conversación difícil con su
mujer, o los sentimientos que le produzcan entrar en facebook y
hablar con otras personas.
Esta estructura de
estímulo-rutina-recompensa es la que se repite en todas las
adicciones y todos los hábitos que tenemos los seres humanos. Ahora
que tenemos un modelo psicológico que explica la adicción, podemos
intentar entender algunas cosas que pasan en el cerebro mientras
Pablo mira vídeos de gatitos o un adicto al alcohol se toma una
copa. Todos estos mecanismos son en realidad mucho más complejos,
pero lo reduzco a conceptos básicos:
1.- El núcleo accumbens: cuando
escuchamos una canción que nos pone los pelos de punta, este es el
núcleo responsable. Es nuestro camello personal de placer cerebral.
Y en el caso de las adicciones, este núcleo regula las recompensas
de una forma diferente. La primera vez que probamos una droga da una
sensación de bienestar; lo mismo que si comemos chocolate aunque
mucho más intenso. El neurotransmisor implicado en esta sensación
es la dopamina. Así que resumiendo, las primeras veces que
consumimos nos llevamos un chute enorme de dopamina. Si seguimos
utilizando esa droga continuamente, sin embargo, dejamos de recibir
esa recompensa. Dejamos de llevarnos ese chute tan grande de
dopamina. Si queremos más dopamina, la única solución es aumentar
la dosis. Y si por algún casual dejamos de consumir, la dopamina
pega un bajón enorme. Llegados a ese punto de adicción necesitamos
consumir para poder funcionar con normalidad. En pocas palabras, al
principio la adicción es placentera, y a a medida que se desarrolla
y cambia nuestro núcleo accumbens necesitamos la droga para no
llevarnos un bajón; el placer inicial desaparece.
2.- La amígdala, el centro de las
emociones: esta parte del cerebro tiene varias funciones; pero la más
importante para el caso que nos ocupa es el estrés y las emociones
negativas. Si os acordáis, antes hemos dicho que a medida que avanza
la adicción nos da un bajón enorme. Pues ese bajón está regulado
por la amígdala. Cuando dejamos de consumir, ella nos motiva a que
busquemos más provocándonos una sensación de estrés bastante
desagradable. Esto lo hace liberando CRF (factor liberador de
corticotropina), que lo que hace es estresarnos. Si el núcleo
accumbens era nuestro camello particular, la amígdala es el vecino
que utiliza la aspiradora el domingo a las 6 de la mañana.
3.- La corteza prefrontal (en concreto
la corteza orbitofrontal, que es una parte de la corteza prefrontal):
la última parte del cerebro en la que nos vamos a centrar es la
responsable de la toma de decisiones. En el caso de las adicciones,
esta área no funciona exactamente como debería y los adictos
sobredimensionan las recompensas de las drogas minimizando sus
riesgos. También es interesante que la corteza orbitofrontal es la
responsable de elegir el tono entre acciones conscientes y hábitos;
si la adicción tiene a convertirse en un acto inconsciente es mucho
más complicado dejarlo. Para resumir, la corteza prefrontal es el
volante del coche. Si el volante no funciona como debería, es mucho
más difícil manejar la máquina.
Ahora ya sabemos un poco de lo que
ocurre en el cerebro para producir una adicción. Como analogía
final del cerebro de la adicción: es como ir en un coche con el
volante roto; con un camello que nos ofrece felicidad en estado puro
como copiloto y a un señor que esta taladrando una tabla de madera
como pasajero.
Y también cabe añadir que las
adicciones que no están relacionadas con sustancias tienen
mecanismos muy similares a nivel cerebral; salvando las distancias
cualquiera de los hábitos que tenemos sigue estos mismos patrones.
Pero seguimos sin saber por qué
algunas personas se hacen adictas y otras no. Si le damos a 100
personas una raya de cocaína a la semana durante 4 semanas, algunas
se harán adictas y otras no lo harán. Las adicciones son como todas
las otras enfermedades mentales: una combinación de factores
genéticos, psicológicos y sociales. Y los factores clave en la
adicción son:
1.- Genéticos: entre el 40 y el 60%
del riesgo de desarrollar una adicción parece ser genético. Este
porcentaje varía según la sustancia o el tipo de adicción. Al
haber muchos genes implicados y ser las adicciones tan diferentes
entre sí, no es fácil hacer un análisis de los factores genéticos
más importantes en la adicción. No podemos eliminar un sólo gen y
curar a una persona de la adicción. Hay otro tema que hay que
recordar respecto a la genética y las adicciones. Muchos adictos
también sufren otras enfermedades mentales como trastorno bipolar,
déficit de atención e hiperactividad, trastornos de personalidad o
esquizofrenia. Estas enfermedades tienen a su vez un componente
genético, por lo que en muchas familias concurre la bipolaridad con
adicciones, por poner un ejemplo.
2.- Psicológicos: en primer lugar es
interesante hablar de qué personalidades tienden a la adicción. En
la clínica vemos muchos trastornos antisociales y limites de la
personalidad con problemas de adicción. Estos trastornos se
caracterizan por la falta de madurez emocional, y un sentimiento de
vacío crónico. Las adicciones sirven para llenar ese vacío. En el
caso de personas ansiosas las adicciones sirven como auto-medicación;
y si hablamos de una autoestima muy baja combinada con
autodestructividad, las adicciones pueden ser una forma de
autolesionarse.
También es notable la falta sentido en
la vida de la mayoría de los adictos. El no tener un objetivo en la
vida puede ser un efecto de una adicción grave, pero también una
causa.
Y por último, un punto que es
importante en todos los trastornos mentales: el sentimiento de
control sobre la propia vida. Los adictos sienten que no tienen
ningún control sobre su vida, y la adicción es una forma fácil de
ejercer un “control artificial”.
3.- Sociales: las
adicciones son enfermedades enormemente sociales. La relación que
tiene el adicto con su medio es clave en la formación y
mantenimiento de una adicción. Una historia que ilustra
perfectamente esta relación es la de la adicción a la heroína en
la guerra de Vietnam: durante la guerra, hasta un 20% de los soldados
americanos se consideraban adictos a la heroína. La preocupación
del gobierno era importante, ya que pensaban que cuando estos
soldados volvieran a casa tendrían serios problemas para
reincorporarlos a la sociedad. En el año 1971 incluso se creó una
oficina especial para darle solución a este dilema.
Los soldados
volvieron a casa, y se empezó el seguimiento de su adicción. La
mayoría regresaron con sus familias, sus novias o mujeres, y se
incorporaron a la vida normal. Y la sorpresa fue mayúscula cuando
comprobaron que en torno al 95% de los soldados adictos no recayeron
en el uso de la heroína en el primer año tras la guerra.
Esta historia es
interesante para recordar que los hábitos no son acciones aisladas;
para los fumadores entrar al trabajo y ver el sitio exacto donde
fuman cada día supone una explosión de sentimientos que les
impulsan a fumar. Y eso se extiende mucho más, a nuestro círculo
social, a nuestra familia, a los lugares que frecuentamos, e incluso
al rol social que tenemos. Si todos nos identifican como el
drogadicto, el jugador o el borracho, romper el círculo se complica
aún más.
Resumiendo, las
adicciones son enfermedades complejas con muchos factores a
considerar. Son hábitos como los que todas las personas utilizamos
en nuestro día a día para automatizar multitud de acciones; pero en
este caso los hábitos se apoderan de nuestra mente e incluso alteran
nuestro cerebro. Y aunque hay muchos factores que nos ponen en riesgo
a padecer una adicción, determinadas personalidades, rasgos
psicológicos, genes o relaciones con nuestro medio aumentan el
riesgo.
Fuentes e
inspiración:
The power of
habit, Charles
Duhigg
Substance use
disorders, Antoine
Douaihy & Dennis C. Daley
How addiction
hijack the brain,
https://www.health.harvard.edu/newsletter_article/how-addiction-hijacks-the-brain
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