Educación: 10 propuestas y 5 errores
La educación actual: treinta personas
en una habitación, todas a un mismo ritmo, en bloques de 50 minutos
en los que se debe prestar atención constante y de forma pasiva.
Siguiendo todas las asignaturas a un mismo ritmo, independientemente
de sus personalidades, intereses y motivaciones. En la universidad,
la situación mejora para incorporar diapositivas que el profesor
puede leer en voz alta.
Este modelo educativo está condenado a
muerte. Fue diseñado en una época en la que no existía la
neurociencia ni las ciencias de la información, y estos adelantos
tienen que revolucionar el campo de la educación como ya han
revolucionado casi todo lo demás (¿os acordáis de los
videoclubs?).
Hay dos problemas en la filosofía que
aplicamos a nuestra educación:
1.-Evitar un conocimiento profundo de
uno o varios campos: en la vida real es mucho más útil ser experto
en uno o dos campos que saber un poco de todo. En la vida real se
trabaja en equipo, y es mucho más importante potenciar nuestras
fortalezas que perder tiempo/esfuerzo en ser alguien mediocre en
todo. Además, el trabajar en temas que se nos dan bien ayuda a
mejorar la autoestima y permite afrontar desafíos posteriores con
más fuerza.
2.- Evitar la capacidad de
experimentación y curiosidad: enseñamos a repetir lo que ya sabemos
sin experimentarlo ni aplicarlo. ¿Por qué no enseñar a pensar y
preguntarse los motivos detrás de cada lección? Enseñar que todo
puede cuestionarse; es más, todo debería cuestionarse. El
sistema actual está diseñado para que aprendamos a seguir normas,
más allá de crear las nuestras o promover el pensamiento
divergente. Y esos son los ingredientes de los verdaderos
revolucionarios: Da Vinci, Tesla, Jobs, Einstein. Para conseguir
resultados distintos hay que hacer cosas distintas.
Además, si hablamos de los adelantos
en neurociencia, hay estudios que explican claramente algunas
técnicas que NO funcionan. Vamos a hacer una lista:
1.- El Powerpoint y cualquier cosa que
implique ser pasivo como un vegetal: aprender implica esfuerzo, y
estar cómodamente sentado mientras alguien nos lee unas diapositivas
no es el método ideal para conseguir un aprendizaje activo
2.-Subrayar: quizá esto sorprenda a
todas mis compañeras de facultad que iban causando ataques
epilépticos con sus apuntes. Subrayar es el equivalente a mirar
Twitter antes de ponerse a trabajar en la oficina. Es un trabajo
sencillo, que no implica mucho esfuerzo mental y nos hace sentirnos
útiles. Puede tener alguna utilidad en algún contexto, como
resaltar palabras claves o cifras concretas.
3.-Releer y repetir: lo de darle
vueltas al material cual día de la marmota no implica que lo
entendamos mejor, ni que hayamos captado lo verdaderamente esencial.
Como no todo es criticar, también
quiero proponer una serie de elementos que me gustaría ver en esta
escuela del futuro; algunos de ellos ya se utilizan en la actualidad,
por ejemplo en colegios del método Montesori:
1.- Valor intrínseco: para aprender
con efectividad uno debe sentir que el conocimiento que va a adquirir
tiene importancia. Por importancia se entiende algo más alla de que
una figura de autoridad repita que es importante o que haya una
recompensa extrínseca. Si no nos importa en absoluto lo que
aprendemos, todo lo demás carece de razón de ser.
2.- Objetivos: al aprender hay que
marcar objetivos específicos y medibles; que permitan trabajar de
forma específica para lograr la meta.
3.- Repetición y promover las
preguntas: la repetición es un peligro, y hay que utilizarla de la
forma adecuada. Si no, se puede convertir en una pérdida de tiempo y
un autoengaño en el que sentimos que estamos avanzando. Este punto
suele estar muy presente en la formación tradicional; lo que no es
tan común es la repetición con el objetivo de remarcar los puntos
verdaderamente importantes de cada concepto o lección y que el
estudiante tiene que llevarse consigo. Promover que el estudiante se
haga cuestiones tiene el mismo objetivo: cuando nos hacemos
preguntas, fijamos lo que sabemos, y al aplicarlo somos más
conscientes de nuestro conocimiento. Lo que nos lleva al siguiente
punto.
4.- Monitorización y crítica: los
exámenes, más que como método para puntuar, deben usarse para que
seamos conscientes de lo que sabemos y lo que no. Y lo mismo ocurre
con las críticas (entendidas como comentarios sobre nuestro
rendimiento); son básicas para corregir errores y marcar el camino a
mejorar. Y no solo eso, también para conocer nuestras fortalezas,
que conviene seguir ampliando. La corrección de errores no debe ser
directa; es mucho más efectivo a largo plazo el "dar pistas"
y permitir que el alumno luche por si mismo para conseguir la
respuesta correcta.
5.- Uso del conocimiento: el
conocimiento que no se aplica en la práctica es yermo. Las formas en
que utilizamos nuestros conocimientos son muy variados; algunos de
ellos son muy simples, como hacerse preguntas que nos hagan pensar en
el conocimiento adquirido. Por ejemplo, al aprender sobre la Segunda
Guerra Mundial, podemos preguntarnos si existen a día de hoy
características similares a las de la sociedad alemana de los anos
30.
6.- Aprendizaje constante: recuerdo
estudiarme una asignatura en la universidad en 3 días. A pesar de
que aprobaba, esto es una barbaridad, y el sistema debería forzarnos
a estudiar de forma continua.
7.- Refuerzos positivos adecuados:
todos los profesores saben que los elogios funcionan mejor que los
golpes a la hora de educar. Ese ha sido un gran adelanto, y ahora
debemos dar el siguiente paso; los elogios deben centrarse en el
esfuerzo de los alumnos, y no en sus capacidades. Se debe elogiar el
trabajo duro, y no que el alumno es "muy inteligente". La
actitud que se debe imprimir es que esforzándose día tras día se
puede conseguir (casi) cualquier cosa.
8.- Espacios de trabajo que favorezcan
la concentración; las clases de 30 personas sin espacios privados
posiblemente no son óptimos.
9.- Información concisa y adecuada al
nivel del estudiante: recuerdo tener que memorizar abundantes
porcentajes en la universidad, además de aprender abundantes
detalles que jamás he utilizado en mi práctica diaria. No es más
importante afianzar conocimientos básicos que intentar que salgamos
de la universidad siendo especialistas en todo?
10.- Personalización en el
aprendizaje: no sólo según nuestras capacidades, también según
nuestros intereses y estado de ánimo. Volviendo al punto número 1,
tenemos que valorar lo que aprendemos. Y esa personalización nos
lleva al siguiente punto.
11.- Rutinas de aprendizaje y descanso:
si queremos trabajadores que puedan autogestionarse y ser
productivos, es necesario empezar ese aprendizaje lo antes posible.
Hay que aprender que 1 hora de trabajo real es muy superior a 5 horas
enfrente del ordenador con abundantes pausas en facebook. Lo que
cuenta son los objetivos y el esfuerzo que el aprendizaje nos exige.
También saber cuándo debemos descansar y cuando trabajar duro.
Estar 8 horas en el colegio y 4 horas delante de un libro no nos
garantizan un buen rendimiento. Nos garantiza estar quemados en muy
poquito tiempo. Muchos jefes de oficina deberían tatuarse esto en la
nalga derecha.
12.- Autoconocimiento y comunicación:
este punto es quizá un requisito del punto anterior. Para poder
establecer rutinas efectivas, es necesario conocerse a sí mismo y
poder identificar nuestras propias emociones. Para mí es habitual
dormir una hora de siesta al volver del trabajo; al levantarme puedo
afrontar lo que venga con una energía renovada. Y la comunicación
está también estrechamente ligada a nuestro autoconocimiento. Los
seres humanos vivimos en sociedad, y nuestra relación con los demás
afecta a nuestra capacidad. Por eso, para optimizar el aprendizaje
hay que optimizar la comunicación tanto como el conocimiento.
Para finalizar, me aplicaré y haré un
par de preguntas para fijar mejor la información. ¿qué técnicas
erróneas has utilizado al estudiar? ¿qué técnicas utilizaba el
profesor más efectivo que jamás hayas tenido?
Fuentes e inspiración:
Learn better – Ulrich Boser
Originals – Adam Grant
Barking up the wrong tree – Erik
Barker
The art of changing the brain – James
E. Zull
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